Según el informe mundial sobre la visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de 2.200 millones de personas sufren deficiencia visual, con 1.000 millones que podrían haberlo evitado o tratado. Estas cifras alarmantes subrayan la importancia crítica de la detección y corrección precoz de los problemas visuales. Aproximadamente 19 millones de niños experimentan deficiencia visual por errores de refracción corregibles, patologías no detectadas o disfunciones de la visión binocular no valoradas.

El rol de los ópticos-optometristas es crucial en ese contexto. Como profesionales de la salud visual, tenemos la oportunidad y la responsabilidad de proporcionar intervenciones tempranas que pueden hacer una diferencia significativa en la vida de nuestros pacientes en el inicio de la vida.

La reciente investigación en la prevención del desarrollo destaca la necesidad de la detección precoz, tanto en el desarrollo típico como atípico. Esto incluye el impacto de factores epigenéticos y ambientales en la prevención de trastornos visuales como el estrabismo, la ambliopía y los errores refractivos sin corregir.