Muchas lentes de las gafas de sol simplemente dan “oscuridad”, es decir, mitigan o apagan los colores, ofreciendo una perspectiva plana, casi sin contraste.
Una buena gafa de sol hace que el ojo humano perciba de manera natural y se aprecien los colores vivos, con un nivel de contraste más marcado y con mayor percepción de profundidad. También hay que tener en cuenta la eliminación del deslumbramiento, su exceso reduce la intensidad de los colores, oscurece los detalles y cansa la vista.
El resultado viene dado por la calidad de los materiales y los tratamientos que se añaden a la superficie: polarización del espejo y antirreflectante.
Leer artículo completo publicado a BeHealthy el 10 de septiembre de 2019